lunes, 21 de noviembre de 2011

La peca

Una peca.
Pequeña, redonda, con una diminuta protuberancia hacia la izquierda. Una peca graciosa. De color café; no, más bien capuchino.
Ese pequeño punto en el pómulo de su mejilla me deja sin armas. Nunca puedo resistirme, es enseñarme la peca y caigo rendida al instante. Y si él sonríe ella se alza unos milímetros y gana terreno en su rostro. ¡Se ve tan ufana ahí arriba!
Creo que estoy enamorada: de la peca, no de la persona que la tiene pegada. Ella no habla y eso me gusta. Él sí utiliza palabras y a veces duelen, se aposentan en mi cabeza y entumecen mis sentidos. Odio las palabras.
Lo odio a él. Pero amo a la peca.
No voy a ser capaz de seguir manteniendo esta insólita relación, debería empezar a frecuentar otros lunares…