LLUVIA
Llueve y me acurruco bajo la manta. Siento que me duele todo el cuerpo… pero aun así lo que más me agobia es lo que hay en mi cabeza. Siento que mis días están vacíos y que tengo la obligación de llenarlos con algo, pero solo para no sentir que estoy perdiéndome del todo.
Pinto y borro esbozos de un futuro que nunca saldrá de este presente que estoy viviendo. Pasan las horas y sigue lloviendo, me siento mejor que antes pero nunca llega la tranquilidad que espero. Si solo pudiera borrar la tristeza y toda la desesperación de ellas, de él… del mundo entero. Como la lluvia borra la tiza del asfalto. Y quizás así podría sentirme completa. Pero no… lo único que consigo es hacer crecer la mala hierba.
Nunca antes una lluvia fue más inútil.
VULNERABLE
Semana tras semana, no soy capaz de escribir. ¿Cómo poner dos palabras juntas? Sé que si me pongo a teclear… saldrá todo aquello que intento guardar bajo llave. Como ahora… no tiene sentido nada de lo que pienso, no tienen sentido ninguna de las soluciones que intento ponerles a mis problemas. ¿Cómo sufrirlo todo y que se agoten mis dolores de cabeza? A veces me gustaría transformar todo eso que llevo dentro en algo físico… porque las heridas de la piel se curan en un tiempo mucho más corto. Me pelaría las rodillas y los codos hasta sangrar si pudiera dejar de retorcerme por dentro. A veces, parece que todo está bien y de repente sin avisar vuelven los pinchazos en el estomago, los ojos se hinchan de la rabia, se seca la garganta y solo quiero alcanzar mi cama y enterrarme en el cojín, ahí todo es más llevadero. Huiré, sé que lo haré… ¿pero me garantiza eso que dejen de atormentarme las pesadillas? Pero sí, tienen que pasar… todo esto tiene que pasar un día u otro.