lunes, 21 de noviembre de 2011

La peca

Una peca.
Pequeña, redonda, con una diminuta protuberancia hacia la izquierda. Una peca graciosa. De color café; no, más bien capuchino.
Ese pequeño punto en el pómulo de su mejilla me deja sin armas. Nunca puedo resistirme, es enseñarme la peca y caigo rendida al instante. Y si él sonríe ella se alza unos milímetros y gana terreno en su rostro. ¡Se ve tan ufana ahí arriba!
Creo que estoy enamorada: de la peca, no de la persona que la tiene pegada. Ella no habla y eso me gusta. Él sí utiliza palabras y a veces duelen, se aposentan en mi cabeza y entumecen mis sentidos. Odio las palabras.
Lo odio a él. Pero amo a la peca.
No voy a ser capaz de seguir manteniendo esta insólita relación, debería empezar a frecuentar otros lunares…

martes, 18 de octubre de 2011

Kids

La foto arrinconada entre las páginas de un viejo álbum me hace recordar. Recordar momentos inocentes, repletos de ilusiones. La melancolía no siempre es una enemiga, a veces incluso consigue hacerme sonreír.

¿No es bonito ver tu carita de niña plasmada en una imagen? Las fotos no perecen tan rápido como lo hacemos nosotros, las sonrisas que en ellas vemos no se esfuman como el polvo. Cuando veo esos ojos brillantes siento todavía los atisbos de esos deseos de niña que un día tuve.

Quién fuera aquel inocente renacuajo que creía en los Reyes Magos y pensaba que ser Superman era un trabajo más que digno. Esos días en los que nunca te cansabas de correr ya no volverán. Antes el problema más grande era tener que comer una cucharada de sopa por cada miembro de tu familia o encontrar ese dibujo en el fondo del plato nuevo.

Es imposible volver, pero es necesario recordar.