lunes, 19 de agosto de 2013

La conocí en un sueño

Sé cómo se siente, conozco la sensación física y emocional que aporta. Sé cómo se siente la felicidad, una felicidad completa y genuina. La he conocido en un sueño.

Duele un poco, como un pellizco. Y después de la punzada de dolor viene una calma inexplicable. Lágrimas inocentes cuelgan de las pestañas, lloras por la incredulidad, no es fácil asumir que mil pedacitos de todas las veces que fuiste feliz se junten en una sola pieza, como un puzle completo. La conocí en un sueño, pero estoy segura de que es así como se siente, de es así como te abraza, así como algún día quisiera sentirla otra vez.

jueves, 15 de agosto de 2013

A cámara lenta

Ocurre a veces, caminas entre una multitud bulliciosa, ruidosa, acongojada y viciada. Formas parte de ella, pero quieres huir de alguna manera. Te imaginas a ti mismo, como ocurre en las películas, parándote de golpe y dando una vuelta completa para ver a tu alrededor, para escuchar, para entender… Y entonces sucede la magia de la cámara lenta. Todos y todo, menos tú, empiezan a enredarse en un pausado movimiento que permite desglosar cada una de las partes de algo que antes parecía desordenado, pero que a cámara lenta es hipnótico y atrayente.

Observas las caras y sus gestos, los movimientos de las manos y las piernas. Al fin puedes adivinar los anhelos y las preocupaciones de esas personas. Puedes imaginarte la escena pintada en un cuadro. Un brazo que se extiende lentamente para saludar una cabeza que empieza a formar una sonrisa. Un bolso que esconde un futuro balanceo. Unos labios abriéndose para formar un “Buenos días”. Y de repente el caos se convierte en una canción con melodía suave y tranquila. Piensas que quizás, si pudieras vivir para siempre dentro de una cámara lenta, serías más feliz.

martes, 13 de agosto de 2013

Lirios

—Esos lirios sobre mi mesa…

—¿Bonitos, verdad?

—Y el libro…

—Recuerdas aquella vez cuando…

—No lo recuerdo.

—Pero si todavía…

—He dicho que no lo recuerdo.

—Siempre has tenido mala memoria —ríe suavemente.

—Recuerdo que era muy buena, de hecho —agacha la mirada.

—No te han gustado los lirios… ya veo. ¿Hubieras preferido margaritas?

—Hubiera preferido, hubiera preferido, ¿sabes lo que hubiera preferido? —sus manos se ciñen convirtiéndose en puños llenos de impotencia.

—Lo sé—su mano tira del tirante de su blusa. De repente un abrazo. La cabeza en su pecho, las manos sobre su espalda. Un abrazo justo, no de los que recuerda, sino de los que solo siente.

—Los lirios —susurra—, son perfectos.

domingo, 11 de agosto de 2013

Hoy desperté

Hoy desperté en un lugar de sombras,

De amplios jardines olvidados.

Ahí donde no hay tierra ni olmos,

Donde no hay calles y las casas son pintadas.

 

Es un lugar sin Dios ni cura,

Para aquello que se llama soledad.

No hay paz y reina la efímera locura

De un baile al compás de la verdad.

 

Ahí se pierde la tristeza,

Las lágrimas no pueden ser borradas.

Lugar donde no existe más pobreza

Que la de un abrazo nunca dado.

lunes, 5 de agosto de 2013

Cuando el fuego aparece

En un segudo, en el misero segundo que tardas en abrir un mensaje, todo cambia, aunque en realidad nada ha cambiado, porque llevabas conviviendo con la novedad ya mucho tiempo, solo que ahora es visible. Te paras, miras a tú alrededor sin siquiera abrir los ojos y surgen mil dudas y preguntas: ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué tan insignificante llega a ser la existencia de una persona?

Luego están esos maravillosos recuerdos, plagándote la mente de manera abrumadora. Las caras de todos y de nadie, además, también la tuya. No sabes si llorar, gritar o simplemente dejarte llevar por una silenciosa impotencia. Nada sirve, nada importa, nada va a mejorar la situación. Por más que ardas por dentro, las llamas no van a salir al exterior, no hay aire que las extinga. Te obligas a ahogar los quejidos, los tuyos y aquellos otros que hay a tu alrededor, hacer que todo fluya con la mayor naturalidad posible. Sientes mil engaños, aunque no eres la engañada. Sientes mil pinchazos, aunque no eres la apuñalada.

Y al final, con todo ese desconcierto y dolor, lo único que intentas, lo único que tienes claro, es que necesitas sobrevivir a pesar del fuego.